Puerto Rico en las Negociaciones Diplomáticas del ’98.

Tema Histórico: Escrito del Fenecido Vicente Géigel Polanco
-El Duque de Almodóvar del Río urge la Negociación del Armisticio – Objetivo del Desembarco de Tropas en Puerto Rico – Demandas que NO admiten Discusión
(Traducción: El Duque urge la Negociación del Armisticio con EE.UU. ANTES de que ocurra un desembarco de tropas en Puerto Rico, NO admite discusión en el Gobierno español a sus Demandas)
Con motivo de la situación anormal que prevalecía en Cuba, el Congreso de Estados Unidos aprobó el 18 de abril de 1898 la resolución conjunta que precipitó la guerra hispano-americana. Puerto Rico no había intervenido en ninguno de los sucesos que promovían el conflicto. Su demanda de derechos había quedado temporalmente resuelta con la concesión de la Carta Autonómica (Reforma Autonómica), y a la sazón mantenía la Isla relaciones cordiales con la metrópoli. El régimen autonómico comenzaba a dar sus frutos. La personalidad de nuestro pueblo adquiría lineaciones vigorosas y se escuchaban los causes de nuestra economía. El estampido bélico nos distrajo de la obra de reconstrucción.
Apenas iniciada la guerra, España se dio cuenta exacta de que no podía sostener una lucha armada con Estados Unidos en aquellos momentos, y estando dispuesta a facilitar una solución decorosa al problema cubano, el 18 de julio de 1898 el Ministro de Estado de España, Almodóvar del Río, solicitó los buenos oficios del gobierno francés, a fin de que éste autorizara a su embajador en Washington, Jules Cambon, para comunicar al Presidente de los Estados unidos que el Gobierno español le invitaba a poner término al conflicto, negociando al efecto una suspensión de las hostilidades. España no quería seguir una guerra que juzgaba innecesaria y desigual. Tampoco deseaba comprometer la suerte de Puerto Rico. En una nota fechada el 20 de julio Almodóvar expresó el TEMOR de que Estados Unidos desembarcara fuerzas en Puerto Rico y urgió que se apresuraran las negociaciones del armisticio. Sin embargo, resultaron infructuosas las gestiones de España encaminadas en concluir la guerra antes de que Puerto Rico fuera ocupado por las tropas norteamericanas. El 25 de julio de 1898 fuerzas armadas de Estados Unidos desembarcaron en nuestro suelo (Provincia de Puerto Rico).
El Ministro de Estado español, en telegrama dirigido el 27 d ejulio de 1898 a su embajador en París, se expresó así:
“El desembarco de tropas americanas en Puerto Rico causa sorpresa a este Gobierno, especialmente cuando ello ocurre después que el Presidente de Estados Unidos tenía en sus manos el mensaje del Gobierno español ofreciendo medios para un entendido que no implicara el uso de la fuerza. La ocupación de Puerto Rico en estos momentos demuestra que los Estados Unidos están cometiendo injustificadamente una agresión militar, sin duda con el objeto de hacer más onerosas las condiciones de la paz.” (Traducido de la obra “Spanish Diplomatic Correspondence and Documents”1896-1900. Government Printing Office, Washington p. 206).
En efecto, tales eran los propósitos de Estados Unidos. Aunque la guerra del 98 tuviera como motivo aparente el anhelo de ayudar al pueblo cubano a resolver su problema político, la verdad histórica es que el móvil cierto de la contienda era el deseo ya reiterado, de Estados Unidos, de dominar la zona del Caribe.
El Ministro español insiste en que se defienda a Puerto Rico y en las instrucciones

Jules Cambon
confidenciales que dirije a Cambon con fecha 28 de julio, expresa su conformidad en cuanto al reconocimiento de la independencia de Cuba y admite el principio de la indemnización en proporciones razonables a los daños ocasionados por la guerra, pero protesta enérgicamente de las operaciones militares que ha llevado a cabo Estados Unidos innecesariamente y que pudiera luego invocar para fundar un derecho sobre el territorio afectado. “Aunque la fortuna nos ha sido adversa en la guerra, dice el Duque de Almodóvar, este gobierno entiende que el conquistador no debe ser árbitro de los territorios extraños a Cuba que han sido atacados por Estados Unidos.”
De otra suerte opinaba el invasor. En la contestación que el Secretario de Estado de Estados Unidos, William R. Day, dio a la nota en que el Ministro español gestionaba un armisticio, aparecen estas palabras reveladoras de un propósito netamente imperialista:
“Los Estados Unidos pedirán:
1ro. – La Renuncia por España de toda pretensión a su soberanía, o a sus derechos sobre Cuba, y la inmediata evacuación de la isla.
2do. – El Presidente de la República (Cómo EEUU ha escondido su Imperio), deseoso de dar pruebas de una señalada generosidad, no presentará ahora una petición de indemnización pecuniaria. Sin embargo, no puede permanecer insensible a las pérdidas y a los gastos ocasionados por la guerra a Estados Unidos, ni a las reclamaciones de nuestros conciudadanos, con motivo de los daños y perjuicios que han sufrido en sus personas y bienes durante la última insurrección de Cuba. En consecuencia, él está obligado a pedir la cesión a los Estados Unidos , y la evacuación inmediata por España, de Puerto Rico y de las demás islas que se hallan actualmente bajo la soberanía de España en las Indias Occidentales, así como la cesión, en Las Ladrones, de una isla, que será designada por los Estados Unidos.
3ro. – Por las mismas razones, los Estados Unidos tienen títulos para ocupar, y ocuparán, la ciudad, la bahía y el Puerto de Manila, esperando la conclusión de un tratado de paz, que deberá determinar el control, la disposición y el gobierno de las Filipinas.”
Cuando Jules Cambon advirtió al Presidente McKinley la evidente contradicción que existía entre las declaraciones de desinterés formuladas por Estados Unidos al comenzar la guerra y el espíritu de conquista que ahora imponía condiciones tan duras para España, el primer Magistrado de la república norteamericana pronunció en réplica estas palabras memorables: “Tenga en cuenta que mis demandas no admiten discusión.”

McKinley
El vencedor era inflexible, dijo su palabra imperial y añadió que, de no evacuarse la isla inmediatamente, continuaría la guerra. El Ministro español llevó a cabo reiteradas gestiones para conseguir que se sustituyera a Puerto Rico por cualquier otra compensación territorial. En una extensa comunicación que le dirigió al embajador Cambón el día 1ro. de agosto insistió en que éste le planteara al Presidente de Estados Unidos las poderosas razones que tenía España para que Puerto Rico no pasara al dominio de la nación vencedora.
“El Gobierno de Su Majestad confía en que, como sólo estamos tratando de hacer una cesión en pago por los daños ocasionados por la guerra, el Presidente de Estados Unidos no insistirá en imponernos lo que ellos pueden considerar su derecho – el severo trance de privarnos de algo que, no habiendo estado nunca en litigio, tiene para nosotros un especial valor afectivo. Yo desearía, por tanto, saber si el Presidente de la República estaría dispuesto a aceptar en sustitución por Puerto Rico alguna otra forma de compensación territorial.”
Cambón cumplió su encomienda con la energía que el caso demandaba. En carta fechada en Washington el 4 de agosto comunicó al Duque de Almodóvar lo siguiente:
“No oculté al Presidente que el Gobierno de Su Majestad consideró excesivamente rigurosas las condiciones propuestas, y que la necesidad de ceder a Puerto Rico como indemnización de guerra fue considerada particularmente severa. Esta isla, le manifesté, no ha sido en ningún momento un elemento de conflicto entre España y Estados Unidos; sus habitantes han permanecido leales a la corona y desearía, en consecuencia, que el Presidente consintiera en aceptar otra compensación territorial en lugar de Puerto Rico. Hasta donde pude apreciar, Mr. McKinley se mostró inflexible, y reiteró que la cuestión de Filipinas era la única que no había sido resuelta definitivamente en su mente.” (Cambon, Embajador de Francia)
Documentos presentados a las Cortes en la Legislatura de 1898: Negociaciones Diplomáticas
En nota fechada el 10 de agosto, Cambon informó al Duque de Almodóvar, que Estados Unidos no sólo insistía en la cesión de Puerto Rico, sino en la inmediata evacuación de las dos Antillas, y que hasta que esto se llevara a cabo y se firmara el protocolo con todas las condiciones impuestas por el Presidente, no se suspenderían las hostilidades. Añadió Cambon que España nada podía esperar de un vencedor dispuesto a asegurarse de todos los beneficios posibles de las ventajas que había obtenido en la contienda.
Resultando pues infructuosas todas las gestiones de España para conservar Puerto Rico, no tuvo más remedio que doblegarse al imperio de la fuerza. El 12 de agosto firmó Cambon el protocolo impuesto por Estados Unidos. Por este documento convenía España en renunciar a la soberanía de Cuba, en ceder a Estados Unidos la isla de Puerto Rico y las otras islas bajo la soberanía española en las Indias Occidentales, y además una isla de las Ladrones. Se obligaba, así mismo, a la inmediata evacuación de estas islas. Estados Unidos ocuparía y conservaría la ciudad y el puerto de Manila, hasta que se concertara un tratado de paz, determinando el dominio, disposición y el gobierno de las Islas Filipinas. Cinco comisionados de cada uno de ambos países se reunirían en París a más tardar el 1ro de octubre de 1898 para proceder a la negociación de paz que pusiera término a la guerra. (El fatídico día en que España perdió Cuba, Puerto Rico y Filipinas)
Proceso Histórico del Tratado de París de 1898
Vicente Géigel-Polanco:
Nace: 20 de mayo de 1904
Municipio de Isabela, Puerto Rico
Fallece: 1 de mayo de 1979 (74 años)
Hijo de Vicente Géigel Paredes y Providencia Polanco González. Fue presidente del Ateneo Puertorriqueño y de la Sociedad de Autores Puertorriqueños, y miembro del Instituto de Literatura Puertorriqueña y de la Academia Puertorriqueña de la Historia.
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1 respuesta
[…] embargo, en 1898 los Estados Unidos ocupaban la isla en el transcurso de la guerra contra España, y así, al perder la guerra, se perdía también la tierra americana que, junto con Cuba, había […]