PUERTO RICO:
Bendición de la bandera del batallón Alfonso XIII.
El patio de armas del cuartel de Ballajá estaba ricamente decorado: de las espaciosas galerías colgaban cortinajes blancos y rojos, símbolo de la bandera portorriqueña, y las arquerías, coronadas con los escudos provinciales de España, circuidos de follaje y multitud de banderas, con la nacional en el centro, que flotaban en la techumbre, daban a áquel recinto todo el tono de la fiesta militar que se celebraba; en los dos ángulos del patio levantáronse vistosas tiendas de campaña, y al frente aparecía el altar, sencillo y majestuoso, alzándose en gradas la pira donde habría de consumarse el sacrificio de la Misa; á derecha e izquierda dos cañones en bien dispuestas cureñas, cubiertas por la bandera nacional, y sobre ambos trofeos y escudos nacionales, coronando tan simbólico trono el manto Real de armiño y terciopelo con bordados de oro en los cogidos; otros caprichosos trofeos de lanzas, espadas y bayonetas decoraban los arcos de la planta baja, y en el centro del patio descollaba un colosal ramo de plantas y flores.
La puerta principal del edificio, la sala de banderas, el cuadrilátero que da acceso al patio de armas, el cuarto de sargentos, las galerías laterales, todo, en suma, estaba adornado con elegancia, y exquisito gusto, resaltando numerosas inscripciones patrióticas, vivas á los Reyes y á Puerto Rico, y esta gallarda leyenda colocada bajo un trofeo de yermos, petos y cascos antiguos, colocado en el salón primero del mencionado cuarto de sargentos: «Ayer, como hoy, la España guerrera, la patria de los Cides y de los Alfonsos, dió gloria y esplendor á esos arreos que conserva la tradición como honroso monumento de sus conquistas y de sus glorias».
A las ocho y media el batallón Alfonso XIII, en traje de gala, formaba en columna de honor, en el patio, al mando de su primer jefe, el teniente coronel Sr. Zhikowski, y á las nueve, los acordes de la Marcha Real anunciaron la llegada del excelentísimo Sr. Capitán general de la isla, D. Pedro Ruiz y Dana, acompañado de las primeras autoridades civiles y militares, y de sus ayudantes, asistiendo también comisiones de los cuerpos de la guarnición, de Marina y de los voluntarios de la capital, y varios representantes del cuerpo consular.
La Ilustración Española y Americana Año XXXII. Núm. 43. Madrid, 22 de noviembre de 1888: Exposición Universal de Barcelona, Puerto Rico: Bendición de la Bandera del batallón Alfonso XIII: foto suministrada por José Julián Acosta, Diputado Electo a Cortes por la Provincia de Puerto Rico, Reino de España
Acto continuo se dió principio á la ceremonia religiosa: el capellán del batallón de Artillería, D. Antonio Adradas, pronunció una breve oración dando gracias á Dios por haber preservado incólume de toda mancilla y siempre gloriosa la antigua bandera del cuerpo; rendida ésta, mientras el batallón rendía también las armas, fué conducida por el oficial abanderado, con el capitán ayudante, á la sacristía de la capilla del cuartel, quedando allí depositada; los dos oficiales regresaron enseguida al patio de armas, llevando la bandera nueva, que entregaron al primer jefe del batallón, Sr. D. Juan de Zhikowski, quien hizo la presentación de la enseña al sacerdote oficiante, efectuándose la bendición con arreglo al ritual, rendidas las armas durante la conmovedora ceremonia.
La Ilustración Española y Americana
Año XXXII. Núm. 43. Madrid, 22 de noviembre de 1888
He ahí el momento solemne que recuerda nuestro segundo grabado de la pág. 301, hecho sobre fotografía instantánea ejecutada por D. C. López Cepero, y remitida a la Dirección de este periódico por D. José Julián Acosta de Puerto Rico.
ACOSTA Y CALVO, JOSÉ JULIÁN / San Germán: Diputados
Diputado por la Provincia de Puerto Rico
Terminada la misa que siguió a la bendición, y la elocuente plática que pronunció el digno capellán del cuerpo, D. Serapio Martínez, el batallón Alfonso XIII, presentando las armas, recibió la bandera, y salió del cuartel, previa la venia del Capitán general, en correcta formación, dirigiéndose hacia el campo del Morro á tributar á la nueva insignia, los honores de ordenanza.
El jefe del batallón pronunció entonces la alocución siguiente: «Señores, todos los que tenemos la honra de estar alistados bajo estas banderas que Dios Nuestro Señor se ha dignado bendecir para protegernos en todas nuestras adversidades, y auxiliarnos contra los enemigos del Rey, la Constitución y las Leyes, estamos obligados a conservarlas y defenderlas hasta perder nuestras vidas, porque se interesa el servicio de Dios, la gloria de la nación, el crédito del regimiento y nuestro propio honor».
Nutrida descarga anunció la terminación del acto militar, y el batallón regresó al cuartel de Ballajá, en cuya sala de banderas fué depositada la enseña recién bendecida é inaugurada.
La oficialidad celebró el acontecimiento con espléndido banquete, seguido de baile, al que concurrieron las más distinguidas familias portorriqueñas, reinando en él la mayor animación y correcta galantería; los sargentos, con una comida extraordinaria, á la que invitaron á sus compañeros los sargentos del batallón de Artillería; los soldados, con un suculento rancho á las cinco de la tarde, y con varios animados festejos.
#Reunificacionistas #Adelante #PRexit
