Carta de nuestro vicepresidente, Horacio Serrano, ante el acto vandálico ocurrido con la estatua de Juan Ponce de León en el Viejo San Juan.
¿𝐐𝐮𝐢é𝐧𝐞𝐬 𝐬𝐨𝐧 𝐥𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐫𝐞𝐩𝐫𝐞𝐬𝐞𝐧𝐭𝐚𝐧 𝐚 𝐀𝐠ü𝐞𝐲𝐛𝐚𝐧𝐚 ‘𝐞𝐥 𝐁𝐫𝐚𝐯𝐨’?
Lo que aconteció hoy en la madrugada en la Plaza Juan Ponce de León con el acto de vandalismo a la estatua que representa al personaje histórico del primer gobernador de Puerto Rico (obra de arte del patrimonio nacional) bien podría invitarnos a una profunda reflexión.
Puedo afirmar que la mayoría de nosotros los puertorriqueños somos educados, sensibles y aún los menos agraciados en cuanto a nivel de educación, ilustración y conciencia, viven orgullosos de todas las estructuras históricas, que más allá de valor estético e histórico, son parte de lo que distinguen a una hermosa ciudad con una cultura que hoy celebra sus quinientos años y que continuará cada día más robusta y orgullosa de nosotros como pueblo.
Esperamos que todo el peso de la ley caiga ante tal acto de vándalos. El arte expuesto y el mobiliario urbano lo pagamos todos y esto es un acto totalmente repudiable. Tal acto es producto de personas impresentables que poco inspiran a los que sana auto estima tenemos como ciudadanos responsables y educados.
Por otra parte, este acto de cobardía, nos invita a que como pueblo reflexionemos en donde estamos y hacia dónde vamos. Somos un pueblo fuerte e independientemente de los aciertos y desaciertos de nuestra historia, de nuestro limbo político, y falta de digna definición internacional como país, aspiramos tener un mejor futuro. Los que responsablemente amamos esta tierra continuamos perseverando para que nuestro futuro sea uno próspero y prometedor.
No cabe duda que la estatua será restaurada y no solo con motivos de 500 años de la fundación de nuestra ciudad capital, ella regresará para estar nuevamente en su lugar ¡Y que no quepa duda! Independientemente de los muchos significados que puedan atribuirse a este lamentable y puntual suceso. Esta icónica estatua, que más que una obra de arte alegórica, ha sido y seguirá siendo un distintivo y símbolo de nuestra admirada ciudad, tendrá su digna restauración. Y muchas generaciones la podrán continuar apreciando.
Los verdaderos defensores de la puertorriqueñidad jamás harían ese tipo de acto destructivo y mucho menos en nombre de Agüeybaná. Pobre es ese acto vandálico que hoy trata de empañar nuestra imagen internacional pues de poca defensa es sinónimo y poco valor tiene.
Que la dimensión de su visita como Jefe de Estado, junto a su Ministra de Comercio y Desarrollo Económico de España, sea una fructífera y antesala de las muchas posibilidades y oportunidades que esto podría brindar a Puerto Rico con Europa.
¡Quiera Dios esta sea una de las muchas visitas y encuentros que permitan robustecer las relaciones que por años siempre hemos valoramos los que aquí nos sentimos muy orgullosos y defensores de nuestras raíces, cultura, idioma, Fe, sangre (genética) y apellidos que recibimos de nuestros ancestros y antepasados cuando esta tierra por más de 400 años fue próspera y oficialmente España!