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Provincia de Puerto Rico

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Previo a la invasión de 1898, la Isla de Puerto Rico era una provincia de España. Brevemente, también fue la primera experiencia de autonomía de toda España. Con defectos y virtudes, aquel Puerto Rico español del Siglo XIX tenía mayores poderes de autogobierno y facultades políticas que las demás regiones de España de la época y tambiéb más que en pleno Siglo XXI el aún Territorio No Incorporado de Puerto Rico.



Contrario a lo que continuamente se repite, aquel Puerto Rico español no era una colonia de explotación ni era ajeno a España. Aquel Puerto Rico español fue forjado y creado por España y los españoles. Los puertorriqueños, como los demás españoles, eran súbditos, vasallos, nacionales y ciudadanos de España por nacimiento. El nacido en Puerto Rico eran tan español como los nacidos en la Península. Aquel Puerto Rico era territorio soberano español y era España. Puerto Rico era tan provincia española como las demás provincias peninsulares. Tenía plena representación en las Cortes o el parlamento de España. Por lo cual, los diputados de Puerto Rico elegían los presidentes de España, a sus gobiernos, legislaban presupuestos e implementaban programas gubernamentales para toda España. Tenía aquel Puerto Rico mayores facultades sobre el comercio internacional de los que hoy tiene Puerto Rico.



No existía en el mundo una diáspora de puertorriqueños. Al contrario, del resto del mundo emigraban a la Provincia española de Puerto Rico. Relativamente hablando, aquel Puerto Rico español estaba bien administrado, era políticamente estable, socialmente no existían tan profundas divisiones, no sufrió de guerras, el bandidaje era escaso y ofrecía oportunidades de progreso a sus residentes. No era un paraíso terrenal, pues eso jamás ha existido sobre el planeta. Pero aquel Puerto Rico español gozaba de buenas condiciones de vida, comparado a las demás naciones de su entorno.


Senadores Provincia de Puerto Rico, España: 1871-1898


Diputados Provincia de Puerto Rico, España: 1809-1898

A fines del Siglo XIX, el debate político en la Provincia de Puerto Rico se dividía entre dos campos mayoritarios. Por un lado, los incondicionales que querían mantener una condición provincial idéntica (asimilismo) a las de las provincias peninsulares. Por otro lado, estaban los seguidores de la autonomía, que era entonces una novedosa forma de gobierno.  Una vez concedida la Carta Autonómica se fusionaron. También había una minoría independentista, que operaba mayormente desde el extranjero. Pues luego de la invasión de 1898, esas mismas fuerzas ideológicas continuaron en Puerto Rico.

Todas ellas tratando de hacer los mismos reclamos que antes hicieron con España, a los Estados Unidos.

Una tarea que ha sido infructuosa, en el mejor de los casos. Pues luego de más de 123 años de dominación estadounidense, los puertorriqueños no han logrado los niveles de igualdad política, autogobierno y facultades de desarrollo económico que antes tuvo con España.



Entonces, en pleno Siglo XIX, ¿a que se debe este súbito interés entre algunos puertorriqueños en pedir un retorno con España? Pues una vez superada la incredulidad inicial de este supuesto viaje al pasado, hay que ver la idea de un Puerto Rico nuevamente español en sus méritos. Es importante notar que legalmente Puerto Rico territorio soberano español usurpado militarmente y retenido mediante el ilegal Tratado de París de 1898. Por lo tanto, los puertorriqueños tienen un reclamo legítimo a reunificarse (integración) con España.

Pero la verdadera pregunta es, ¿cómo sería este Puerto Rico español?   Este Puerto Rico español sería una comunidad autónoma, de España, la 18va para ser más precisos.   Esto se haría siguiendo el modelo de Islas Canarias. Una comunidad autónoma que no solo comparte casi toda su cultura con Puerto Rico, también es una jurisdicción de ultramar de España. Siguiendo este modelo, Puerto Rico tendría; ciudadanía española, moneda el euro, igualdad política en las Cortes Generales de España, una economía sin cabotaje, con la capacidad de entrar en tratados comerciales, amplios poderes de autogobierno, una constitución muy avanzada y excelentes programas de gobernanza pública. Por la insularidad, la Comunidad Autónoma de Puerto Rico tendría un régimen fiscal ajustado, al igual que Canarias. Adicionalmente, la Comunidad Autónoma de Puerto Rico sería parte de la Unión Europea. Esto significa el libre movimiento de capitales, personas, bienes y servicios dentro de un bloque que conforma la segunda economía más grande del mundo. Como región ultraperiférica de la Unión Europea, Puerto Rico tendría acceso a programas de desarrollo económico así como los privilegios de se una zona franca comercial. Todo esto sin limitaciones culturales, lingüísticas, políticas ni económicas.



A resumidas cuentas, la reunificación de Puerto Rico con España ofrece;

Todo esto, sin comprometer el idioma, la cultura ni la identidad nacional de Puerto Rico.

Aunque muchos vean en la idea de un Puerto Rico español un imposible viaje al pasado, no es así. La idea de ese Puerto Rico español, es una opción de futuro y real para finalmente resolver el problema del estatus de la Isla.   Así como para ofrecer oportunidades de bienestar y prosperidad para los puertorriqueños y desde Puerto Rico.


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